lunes, 17 de enero de 2011

Cuando el "arte" se volvió sangriento...

"Desde un punto de vista moral moderno, es decir, cristiano, la corrida es completamente indefendible; hay siempre en ella crueldad, peligro, buscado o azaroso, y muerte."
-Ernest Hemingway-


¿Por qué no me gustan las corridas de toros
?
Por Armando Navarro

La naturaleza violenta del hombre, siempre tan obvia, nos ha demostrado no en pocas ocasiones lo que somos capaces de hacer con muchas de las especies con las que cohabitamos en el planeta. El ser humano, como es bien sabido, es el único animal que razona y se sabe consciente de su existencia, mientras que todas las demás criaturas viven y actúan únicamente por instinto, lo cual me lleva a preguntarme por qué en muchas ocasiones parecíera lo contrario.


Recuerdo que de niño, mis padres y mis tios me llevaban continuamente a la Plaza México los domingos, después de ir al Estadio Azteca, en donde veíamos jugar al América. Todo el protocolo de la Fiesta Brava me parecía profundamente aburrido; cierto, me gustaba ver salir a los toreros, la inconfundible música, me emocionaba ver salir a toda velocidad al toro, pero después no comprendía lo que pasaba. En el soccer no se lastimaba a nadie, ni se aplaudía cuando la sangre brotaba... ¿qué era entonces esto?


Mi padre y mi tio se esforzaban en vano en tratar de explicarme un "arte" que nunca quedaba claro. Después de la sangre y los aplausos, me quedaba ese sabor amargo, y una extraña contradicción, pues siempre se me inculcó el amor y respeto por los animales. Con el tiempo, me di cuenta que las corridas de toros y yo nunca llevaríamos una relación estable, pues igual que a las carreras de coches y al box, siempre las he considerado actividades con no mucho sentido, incluso, innecesarias.


Ya en la universidad, durante un tiempo recibí clases de Periodismo Taurino. Me explicaron toda la terminología y la "importancia" de la fiesta brava. Nos recomendaron un par de libros en los que estaba todo lo que teníamos que saber. Ciertamente, el ponente sólo se escudaba en el arte, todo alrededor de la tauromaquia era arte puro.


Coincidimos en varios puntos, afortunadamente: que como arte, a muchos de nosotros nos quedaba a deber; entendiendo como arte una catarsis, introspección, en donde el artista plasma y expulsa sus inquietudes, SIN LASTIMAR A NADA NI A NADIE; nos quedaba también claro ese absurdo "glamour" que rodea a la fiesta y que por lo mismo la llena de gente que poco o nada sabe de toros; que lucrar con el dolor y el sufrimiento de un animal no puede tener nada de agradable y que la actividad taurina en sí misma va en decadencia debido a que muy probablemente, hoy son más los que quieren que se termine que los seguidores incondicionales; y que más que un "arte", se trata de un negocio de mucho dinero y eso lo saben todos y cada uno de los que domingo a domingo aplauden a los toreros.


Que las corridas hayan sido prohibidas ya en varios puntos de España es digno de celebrarse, como ya lo había escrito, es el principio del fin de la barbarie. Eventualmente, y en verdad lo deseo mucho, en México también se acabarán y todos aquellos que llenan las plazas de toros en este surrealista país y que disfrutan tanto del arte, podrán también ir al teatro, leer un libro, apreciar una buena pintura o simplemente visitar un museo. El verdadero ARTE.

Escudarse en que las corridas de toros y todo lo que las rodea son cultura es una trampa peligrosa, tomando en cuenta que la cultura es absolutamente todo; todas esas herramientas que el hombre utiliza para expresarse y que van desde los idiomas, la religión, la ciencia y la tecnología, la historia y por supuesto el arte, en el que sigo seguro nada tienen que ver los toros, a menos que estén en una pintura, en una escultura o en un film, se me ocurre.


Como actividad humana, las corridas de toros no me representan nada y al igual que con las drogas, me podrán decir muchas cosas buenas y maravillosas de ellas, pero yo no encuentro nada que valga la pena en esos universos, me siento como un extranjero, uno que viene de las lejanas tierras en donde amamos a los animales y no escapamos de la realidad con polvos, cigarros o pastillas.


"Llamar fiesta a un rito tan sangriento como una corrida de toros es lo contrario de llamar sacrificio al rito incruento de la misa."

-Antonio Gala-